sábado, 12 de junho de 2010

¿Cuál es la solidaridad internacional que requiere el pueblo venezolano?



Por Simón Rodríguez Porras*
Respuesta a Fernando Buen Abad

El profesor mexicano Fernando Buen Abad ha escrito un artículo en el que llama a una "movilización comunicacional mundial" en apoyo al gobierno venezolano y concretamente llamando a votar por el PSUV en las venideras elecciones. Además de falsificar la realidad cuando dice que Venezuela avanza hacia una economía planificada, o al asegurar que a pesar de la crisis capitalista Venezuela sostiene su crecimiento económico, Buen Abad quiere convencernos de que si votamos por Diosdado Cabello, Francisco Arias Cárdenas, Yelitza Santaella, y demás candidatos del PSUV, estaremos haciendo un aporte inmenso a la revolución mundial. Buen Abad considera que semejante campaña sería un ejemplo de internacionalismo.

El internacionalismo revolucionario no tiene nada que ver con brindar apoyo político a gobiernos burgueses. Esta es sólo una de las manipulaciones que el chavismo hace de la terminología revolucionaria, apropiándosela para sus propios fines.

No, el proceso revolucionario venezolano no se beneficiaría en lo absoluto de la campaña que propone Buen Abad. Lo que el pueblo venezolano requiere es la solidaridad verdaderamente internacionalista de las organizaciones populares y obreras. Que de otras latitudes lluevan expresiones de repudio al sicariato que está diezmando a la vanguardia obrera en Aragua, y que se exija al gobierno que acabe con la impunidad de la que gozan los asesinos. Necesitamos que los trabajadores, estudiantes, e intelectuales de Latinoamérica emplacen al gobierno venezolano a respetar el pago del salario mínimo en Cavim, Vtelca, PDV Gas, y otras empresas estatales en las que se somete a los trabajadores a condiciones laborales semiesclavistas. Que se exija una verdadera reforma agraria y que cese la criminalización de los campesinos que ocupan tierras (según el colectivo Misión Boves, van más de 1500 campesinos con procesos judiciales por luchar por tierras). Que se pronuncien por la liberación de Sabino Romero y por la autodemarcación de tierras yukpa, barí, y wayúu. Que condenen la criminalización de la protesta y la huelga.

Sería un verdadero aporte que quienes se preocupan por la suerte del proceso venezolano fijen posición sobre el culto a la personalidad y el burocratismo; que denuncien el plan de ajuste capitalista del gobierno, que incluye devaluación del 100%, aumento del IVA, liberación de precios de alimentos, así como numerosas ventajas y concesiones a la banca comercial y el empresariado.

Eso sí sería apoyar efectivamente las dignas luchas del pueblo revolucionario de Venezuela.
Quienes han visitado nuestro país y han tenido la honestidad para ver la realidad detrás de la propaganda del gobierno y de la derecha opositora, saben que no estamos ante un gobierno revolucionario en tránsito al socialismo, sino ante un gobierno nacionalista-burgués que cada vez se derechiza más.

No hay duda para nadie en Venezuela de que estamos en una economía capitalista. La prensa reaccionaria hace publicidad a Chávez hablando de las "expropiaciones" y las "nacionalizaciones" del gobierno, cuando lo más preciso sería hablar de compras de acciones y de la constitución de empresas mixtas. Cualquier gobierno burgués puede comprar acciones en empresas, y a nadie se le ocurriría llamar "revolucionarios" a los primeros gobiernos de Alan García y Carlos Andrés Pérez, quienes también realizaron estatizaciones sin dejar de ser reaccionarios y burgueses. No hay ninguna ruptura con la burguesía ni con la economía capitalista cuando se realizan estas transacciones "a precio de mercado". No es posible comprar el camino al socialismo, o "usar los dólares del imperialismo para construir el socialismo", como decía el FSLN en los 70 y parece repetir Chávez hoy.

Para que una medida tenga carácter de transición al socialismo, tiene que cambiar la correlación de fuerzas entre las clases a favor de los explotados, tiene que formar parte de la lucha de los trabajadores y el pueblo por liquidar el poder burgués y la explotación. Nada en las medidas gubernamentales apunta a un proceso semejante. Todo lo contrario.

Hay que considerar que, mientras se gastan más de 20 mil millones de dólares en compras de empresas, se está desnacionalizando la industria petrolera, al convertir en copropietarias del subsuelo venezolano a la Chevron (promotora de la invasión a Irak y destructora de la amazonía ecuatoriana), a Mitsibushi (responsable de crímenes contra los trabajadores automotrices en Anzoátegui), a Repsol (también ecocida y patrocinante de dictaduras), a BP (responsable del desastre del Golfo de México), y otras transnacionales. Estas empresas no creen aquello de que el socialismo está a la vuelta de la esquina, sus planes son a largo plazo, y gozan de contratos por 40 años. Cuando Chávez le pide a los representantes de Chevron que medien para que Obama visite Venezuela, le propina una bofetada a los miles de venezolanos que han combatido al golpismo y al imperialismo en estos años.

En muchos países hay conflictos fuertes interburgueses. El hecho de que Fedecámaras esté en contra de Chávez no es ninguna credencial socialista, si al mismo tiempo la banca, Cisneros, Vollmer, y otros sectores burgueses mantienen sólidas alianzas con el gobierno. Amenazar a Polar y al mismo tiempo proponerle alianzas a Central Madeirense, es un ejemplo del método del gobierno: presionar a la oposición burguesa y afianzar lazos con el empresariado dispuesto a subordinarse políticamente.

En definitiva, para ejercer el internacionalismo y apoyar las luchas de los trabajadores, los campesinos, los estudiantes, y las comunidades populares de Venezuela, hay que apoyar el proceso de creciente independencia de clase y a las organizaciones que juegan un papel importante en ese proceso, hay que expresar simpatía por el auge de las protestas populares ante las promesas gubernamentales incumplidas, hay que denunciar al gobierno cuando aplica medidas regresivas, que cercenan los derechos democráticos, o cuando realiza ajustes económicos que golpean a las mayorías empobrecidas. Esto es lo que dicta la verdadera solidaridad de clase.

* Simón Rodríguez Porras es militante de la Unidad Socialista de Izquierda y candidato suplente a diputado por el circuito 3 del estado Mérida por la tarjeta del PPT.

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