quarta-feira, 6 de outubro de 2010

O que aconteceu no Equador?

¿Que pasó en Ecuador?

Mié 06/10/2010 - 07:20
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Por Juan Carlos Giordano (El Socialista- Izquierda Socialista- Argentina) 
¿Golpe de estado fallido o rebelión contra el ajuste de Rafael Correa?
¿Qué pasó en Ecuador?  
Golpe de estado fallido o rebelión contra el ajuste de Rafael Correa. Dirimir esta cuestión es clave. En nuestra opinión, se dio claramente la segunda variante. Lo opuesto a lo que dicen el presidente ecuatoriano, la OEA, los distintos gobiernos latinoamericanos y la inmensa mayoría de la izquierda que llamó a “aplastar a los golpistas”. Sabemos que hay dudas en honestos luchadores. Pero los hechos demuestran que no hubo intento de destituir al presidente e instaurar un gobierno dictatorial tipo Honduras, sino una sublevación contra el ajuste de Correa.

Juan Carlos Giordano
La sublevación de una parte de la policía -en contra de sus altos mandos “que siempre nos traicionaron”, según dijo uno de los manifestantes- fue contra la denominada Ley de Servicios Públicos que les recorta los salarios. Protesta a la que se sumaron familiares y policías jubilados. Ley de ajuste que también perjudica a trabajadores estatales. ¿Fue una maniobra para desatar un golpe? No surge por ningún lado. En ningún momento los policías reclamaron la destitución de Correa, ni lo quisieron matar, como dijo éste. Exigían el retiro de la ley.

Que Correa haya ido a la unidad Quito -foco del acuartelamiento policial- a decirles “no voy a negociar, mátenme si quieren”, echó nafta al fuego. Ante el repudio no le quedó otra que simular una amenaza de muerte y alojarse en el hospital policial. No estuvo “secuestrado”. Lo desmintieron los médicos Gilberto Calle y Fernando Vargas, del Hospital Policial, agregando que el presidente se reunió cuantas veces quiso con sus colaboradores, sin guardias en la puerta que le impidieran abandonar el lugar (El Nacional, Caracas). 

Periodistas señalaron que Correa rechazó la “calle de honor” que le prepararan los sublevados para que se retirara. “Estaba mejor que nosotros”, dijeron algunos enfermos.
Correa rechazó retirarse para simular que su vida corría peligro, tratar de movilizar a sus seguidores y ganar tiempo para ver si la policía desistía. De haberse ido hubiera evitado muertes y derrame de sangre. El final se conoció horas después. El ejército reprimió y Correa huyó a la Casa de Gobierno.
El mar de fondo
Correa presentó otras leyes a la Asamblea Nacional (Parlamento). Las mismas fueron modificadas por 20 legisladores de su propio partido (Alianza País), generando una crisis política. Correa vetó los cambios haciendo valer sus rasgos autoritarios. Y amenazó con cerrar el Congreso, algo que normalmente hacen los golpistas, ¿no?

La ley contra los trabajadores aprobada el pasado miércoles -con el pretexto de atacar privilegios de la “burocracia”-, fija un piso y techo a los salarios públicos. Extiende de 4 a 8 horas la jornada laboral de los médicos estatales y prevée despidos. “Tenemos que empezar a reestructurar ciertas instituciones públicas y tendrán que salir ciertos empleados”, dijo recientemente Correa (Ultimas noticias.ec, Ecuador).

Al mejor estilo de los ajustes de los años ´90, el gobierno de Correa ofrece retiros voluntarios o despidos con pagos de indemnizaciones en bonos. De una planta de 470.000 empleados públicos (40% del total de los trabajadores en blanco), 100.000 fueron puestos por el actual gobierno. El cual, además, tiene el plan de recortar personal en la estatal Petroecuador, con una planta de 6.417 empleados.



Por su parte, sindicatos, alumnos y maestros universitarios marcharon contra el veto de la Ley de Educación Superior para que no peligre, según dijeron, “la autonomía universitaria y sus fuentes de financiamiento”. Y los docentes amenazan con movilizarse por aumento salarial. Tiempo atrás hubo una fuerte lucha por aumento en ese sector.

Dirigentes de las organizaciones indígenas y campesinas (CONAIE, ECUARUNARI, CONFENIAE y CONAICE) -las cuales rompieron hace tiempo con el gobierno- denunciaron “la implantación de la minería a gran escala, la privatización del agua y la expoliación de la frontera petrolera… la actitud autoritaria contra los sectores populares, la criminalización de la protesta social” y reclaman que se implemente “la reforma agraria” (www.laclase.info).
Ante las luchas sociales, hace un par de meses Correa dijo que el enemigo principal “no es la derecha, sino la ultraizquierda”, tildando de terroristas, agentes del imperialismo y de la CIA a todo sector obrero o popular que reclame por sus derechos. Lo mismo hace Chávez en Venezuela. Gobiernos patronales que se autoproclaman del “Socialismo del siglo XXI”, mientras descargan la crisis capitalista sobre las espaldas de los trabajadores, privatizan, permiten el saqueo de los recursos naturales y aplican un ajuste al servicio de las multinacionales.

Otro hecho a destacar es que Correa, al igual que Chávez y los Kirchner, vienen denunciando a los medios de comunicación hostiles a su gobierno, con el objetivo de hacerse de monopolios mediáticos adeptos que difundan las “bondades de su gobierno”. Mientras, en Ecuador condenaron a tres años de prisión a un prestigioso periodista del diario El Universo de Guayaquil, por el “delito” de acusar por corrupción a un ministro de gobierno.

¿Un golpe “distinto”?
Lo que desmiente que hubo un intento de golpe fue la disciplina que siempre mantuvieron las Fuerzas Armadas con el presidente Correa. Ni siquiera abona aquella mentira el hecho que la Fuerza Aérea haya tomado los aeropuertos. Insistimos. No se trató de un plan premeditado para sacar a Correa, sino una rebelión que cuestionó leyes de ajuste. Además, Obama, la OEA, los derechistas Santos, Piñera, Sarkozy y Macri, entre otros, condenaron “todo intento golpista”. ¿Se puede pensar en un golpe de Estado sin Fuerzas Armadas y sin el apoyo del imperialismo?

Los gobiernos latinoamericanos y sus voceros -incluido Fidel Castro- hablan de “golpes distintos”, no ya con militares, tanques y miles de muertos. Sino de golpes sutiles, inteligentes, mediáticos, que socavan y minan diariamente a los gobiernos “progresistas”, donde se cuelan los partidos de derecha y la oposición patronal pro-imperialista. Cristina Kirchner dijo que lo que pasó en Ecuador “viene pasando en Argentina desde hace tiempo y se mantiene hasta el día de hoy”. Es decir, que se vendría gestando un golpe de estado… ¡desde hace varios años! Flor de mentira para tildar de golpista a todo aquel que resista sus políticas entreguistas.

Nadie desconoce que la derecha existe y actúa. Desde ya, repudiamos que sectores políticos como el del ex presidente Lucio Gutiérrez hayan pretendido montarse en forma oportunista del reclamo policial. Pero como bien dicen las organizaciones indígenas ecuatorianas, mientras el gobierno se ha dedicado exclusivamente a atacar al movimiento indígena y sindical, “no ha debilitado en lo más mínimo las estructuras de poder de la derecha”, dejándole los resortes económicos fundamentales en sus manos y criminalizando la protesta social.

No hay golpes de estados “distintos”. Lo “distinto”, en todo caso, es que estos gobiernos tildan de derecha a todo reclamo obrero y popular. Alan García dijo claramente: “no podemos permitir que una huelga ponga en riesgo la democracia”. ¡Lo mismo deben estar pensando Zapatero y Sarkozy ante la ola de paros contra sus medidas antiobreras! Y si Fidel se solidarizó con el ajuste de Correa, es porque junto a su hermano, Raúl, ha dispuesto el despido de 500.000 trabajadores cubanos.

La mayoría de la izquierda se tragó el doble discurso
Partidos de izquierda se movilizaron rápidamente “contra el golpe”. El Partido Obrero lo hizo el mismo día de los hechos, junto al kirchnerismo. El MST se movilizó al día siguiente junto al “ganador” en la fraudulenta elección de la CTA, Pablo Micheli… ¡cuando ya había actuado el ejército reprimiendo y sofocando a los policías! Es decir, marcharon en apoyo a Correa y a la democracia burguesa. El MAS, por su parte, llamó a aplastar a los golpistas y señaló que la principal preocupación de Obama es sacarse “…de encima gobiernos molestos”. Estos gobiernos, sin dejar de ser capitalistas -como los de Chávez, Evo Morales o el mismo Correa- no siguen los dictados del amo del norte a pie juntillas, como ha sido la tradición en la región…”. Agregando que “la policía parece actuar con la complicidad de las FF.AA” (¿!), llamando a “meter presión desde abajo a los Chávez, Morales, los Kirchner y Cía… exigiéndoles convocar a medidas de movilización efectivas”. 

Derrapes por izquierda pocas veces vistos. Coincidentes con lo dicho por Atilio Borón (vocero de intelectuales chavistas y castristas vinculado al PC argentino-Centro Cultural Cooperación), quien sostuvo que esto es parte de una conspiración de los oligopolios mediáticos, la oligarquía y el imperialismo para derribar gobiernos que no se dobleguen a sus intereses” (Página12, 3-10). Por su parte, el PTS denunció tanto “la reaccionaria sublevación policial como el rol de las FF.AA.”, un “ni ni” supuestamente independiente, funcional a Correa.

Si se hubiera tratado de un intento de golpe, los socialistas revolucionarios hubiésemos sido los primeros en llamar a movilizar, sin sectarismo, a los trabajadores y al pueblo, y a todas las organizaciones políticas, incluidos a los partidos patronales y gobiernos de turno, para “aplastar a los golpistas”. Así lo hicimos durante toda la trayectoria de nuestra corriente. Nuestros dirigentes clasistas y revolucionarios en Venezuela -encabezados por Orlando Chirino y José Bodas (C-CURA y USI)-, llamaron a movilizar y pusieron el cuerpo encabezando las marchas en 2002, cuando la derecha quiso dar un golpe, gesta que terminó restituyendo finalmente al presidente Chávez. Pero este no es el caso.

Como no se trató de un golpe, llamar a movilizarse contra los golpistas es ser funcional al ajuste de Correa, a todos los gobiernos patronales, a la UNASUR y al régimen democrático-burgués.
¡Abajo el ajuste de Correa!
Otra prueba de que no hubo intentona golpista -si hiciera falta alguna más-, fue la liberación de los tres coroneles de policía tildados de golpistas (cuando, de haber sido cierto, merecerían la cárcel). Correa llamó a “seguir respaldando a la policía… la inmensa mayoría son extraordinarios seres humanos que arriesgan su vida día a día por todos nosotros” (La Nación, 3-10). Atento a ello, la pregunta que se hace el pueblo ecuatoriano hoy, olfateando que la versión oficial es mentirosa, es por qué el presidente provocó semejante show, ocasionando muertes y cientos de heridos.

Llamamos a los trabajadores y al pueblo de Argentina y de Latinoamérica a no dejarse engañar. A combatir el doble discurso de estos gobiernos que transformaron esta crisis en un intento golpista para lograr un impacto internacional, con el objetivo de ir contra los reclamos obreros y populares. Una vil mentira para esconder no sólo su debilidad y aventurerismo, sino fundamentalmente para no ceder ante ningún reclamo que vaya contra su política de ajuste.

Los reclamos actuales, tanto para Ecuador como para América Latina, pasan por exigir: ¡Abajo las leyes de ajuste de Correa! No a los despidos y rebajas salariales. Pleno apoyo a todos los reclamos obreros, estudiantiles, populares e indígenas. Combatir a la derecha es expulsar a las multinacionales, reestatizar las empresas privatizadas y dejar de pagar la oprobiosa deuda externa. Fuera la corrupta cúpula policial. Derechos sindicales y políticos para la policía. Libertad a los presos por luchar y basta de criminalizar la protesta social. Unidad de los pueblos latinoamericanos para enfrentar al imperialismo y a los gobiernos que aplican planes pro-imperialistas. Que la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores. En el marco de seguir luchando por gobiernos de trabajadores y el pueblo, en camino al socialismo.

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